¡Calidad moral antes de criticar, Señor Torreblanca!

¡Calidad moral antes de criticar, Señor Torreblanca!

Sin daños a terceros
» ÁNGEL | BLANCO

En una entrevista –la única– concedida por Zeferino Torreblanca al autor de estas líneas, que entonces fungía como corresponsal en Guerrero de la revista de circulación nacional «Quehacer Político»-, en su calidad de alcalde de Acapulco, admitió: «Debo reconocer que no es lo mismo criticar que gobernar».

¡Lástima que el autoproclamado «Zorro» democrático no aprendió nada de esa confesión!

Al igual que lo hizo hoy en el otrora admirado y respetado Grupo Aca, donde los afectos políticos se visualizan muy evidentes, el señor de la «Z» se la ha vivido criticando a diestra y siniestra a cuanto político puede, olvidando que como presidente de Acapulco y gobernador de Guerrero cometió muchos errores, algunos tan fatales como el haber permitido el posicionamiento de la delincuencia organizada en el municipio que gobernó de 1999 a 2002, y posteriormente en diversas partes del estado.

¿Alguien ha olvidado el ‘garitazo’, la infernal balacera entre narcos, escenificada el 8 de enero, al filo de las 14:30 horas, del 2006 en La Garita?

¡Seguramente nadie de aquella generación que aprendió a vivir a ‘salto de mata’ la ha olvidado! Sobre todo después de que el 10 de agosto del 2005, en su primer año de mandato como gobernador del estado (2005-2011), el Señor de la Z ya había advertido que él solo no podía contra el narcotráfico y el crimen organizado…. y, mejor aún, finalmente confesó: «Ni quiero, ni puedo, ni tengo (yo) que combatir el narcotráfico».

Esas palabras recuerdan los «abrazos» que el expresidente Andrés Manuel López Obrador abiertamente repartió a los criminales durante su mandato de 2018 a 2024.

¿Por qué?

En Guerrero jamás se pudo comprobar lo que ‘supuestamente’ revelaban unas fotografías que su exsecretario de Seguridad, Juan Heriberto Salinas Altés, estuvo dispuesto a comprar hasta por un millón de pesos, pues el autor de las mismas misteriosamente apareció ejecutado en una solitaria calle de Ciudad Renacimiento, allá por 2008.

Líneas textuales en una hoja de cuaderno a cuadros, proporcionadas por quien intentó filtrar dichas imágenes a una revista de circulación nacional, revelaban que, justo a la sucesión de poderes en 2005, el «Señor Z» y el exgobernador René Juárez, acompañados por dos funcionarios de su gabinete –uno, secretario de Turismo, y el otro, ex procurador de Justicia–, se reunieron en una mansión del fraccionamiento La Cima con uno de los capos de capos hoy preso en Estados Unidos.

Para ese entonces, Acapulco ya estaba en disputa territorial por Los Zeta, de Osiel Cárdenas Guillén, y el Cartel de Sinaloa, de Joaquín «El Chapo» Guzmán Loera, cuyo grupo era conocido entonces como «Los Pelones», de los cuales también formaban parte hermanos Beltrán Leyva y Édgar Valdez Villarreal, alias «La Barbie».

Dicha ‘tarjeta informativa’ del autor de las famosas fotografías que lograron circular en copias fotostáticas entre un grupo reducido de comensales del Vips Gran Plaza, se reitera, jamás pudo comprobarse… días después de que los informantes de Salinas Altés le dieron aviso de las mismas, el supuesto ‘fotógrafo’ apareció con un tiro en la frente, según narrativa de una nota informativa en la revista IQ Magazine, dieron parte al General Salinas, brazo derecho de Torreblanca.

Por ello se puede decir que Zeferino Torreblanca no goza de la calidad moral para sopesar o poner en el banquillo de los acusados a un gobierno ajeno al suyo sin que él mismo se halle en la misma balanza donde todos deben ser pesados.

Siendo opositor, se cansó de tildar a Manuel Añorve Baños de mañoso, corrupto y traidor; a Ángel Aguirre Rivero lo tachó de haber sido un gobernante megalómano, de oropel y timorato; a Rubén Figueroa Alcocer no lo bajó de ser un patán… y de Rogelio de la O, ex alcalde de Acapulco, ¡no se diga!: Fue su costal de boxeo donde descargó toda su furia moralista y de mañoso, corrupto y nepotista no lo bajó. Llegó, inclusive, a poner una demanda penal, que no prosperó.

Irónico, ¡no tardó mucho en ver imágenes de Zeferino, ‘abrazado’ de los corruptos, mañosos, megalómanos y patanes Añorve, Aguirre y Figueroa, respectivamente, tapizando internet y las páginas de los medios de la época!

Peor aún, 27 de junio del año 2009, Zeferino Torreblanca, como gobernador, y Manuel Añorve, como alcalde, firmaron un multimillonario convenio de arrentamiento del Centro Internacional Acapulco a Grupo Chedraui a espaldas de los guerrerenses y los acapulqueños, el cual se realizó a través del Banco Nacional de Obras Públicas (Banobras), firmando como subdirector fiduciario José Alejandro Chew Lemus.

El período preoperativo del contrato transcurriría «a partir del 1 de diciembre del año 2009 al 30 de noviembre del 2011», por lo que el tiempo de vigencia oficial del contrato de arrendamiento comenzaría el «1 de diciembre del 2012 hasta el 30 de noviembre del 2027», lapso que comprenderían los primeros 15 años, más los 15 años restantes de renovación automática, lo cual indicaba que el término del contrato global de 30 años de arrendamiento terminaría en en el año 2042.

¡La millonaria suma de arrendamiento era muy generosa!

Afortundamente, la intervencion del gobierno federal impidio los oscuros negocios del binomio político que alguna vez terminó en los golpes y demandas penales.

Siendo alcalde, todo lo que había dicho de sus adversarios, se le revirtió.

Quizá destacó haciendo obras y servicios públicos de calidad, pero su gobierno igual se infestó de corrupción y nepotismo en la misma dosis que la de sus antecesores.

Torreblanca Galindo no estuvo exento ni de ‘líos de falda’.

Fue pública su infidelidad a su esposa Gala Martin con una conductora de Televisión Azteca, con quien finalmente también terminó separándose.

Todo lo bueno que hizo se vino abajo con las malas acciones de sus colaboradores. ¡Hasta su fiel secretaria, Magaly Serna, fue acusada por el equipo de entrega-recepción del segundo mandato de Ángel Aguirre (2011-2014) de malversación de recursos en la secretaria de Salud!

De ahí, pues, que Zeferino Torreblanca debería ejercer sus críticas con más mesura, pues ni puritano ni santo es.

Cualquiera en su sano juicio que pregunte quién permitió la entrada y el posicionamiento de la delincuencia y crimen organizado a Guerrero, no dudará en remitirse al gobierno de Torreblanca Galindo. ¡Y las pruebas están en los medios de comunicación del período 2005-2011, fecha en que el Señor de la Z gobernó Guerrero.

No se trata del género que critica, sino la forma cínica con que lo hace.

Para muestra de que si se quiere, se puede, ahí tenemos a Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, Michoacán, que sin ser «fiscal», como se excusa Abelina López Rodríguez para enfrentar la delincuencia en Acapulco, ni tener las facultades para confrontar al crimen organizado (Artículo 115 de la Ley del Municipio Libre), ni contar con el respaldo federal del «Batman» de Claudia Sheinbaum, Omar García Harfuch, está teniendo éxito sobresaliente en su lucha contra la delincuencia organizada en su municipio.

Zeferino Torreblanca criticaba que el priísta Rogelio de la O se la pasaba «remodelando la Costera», y cuando él llegó al poder, a través del PRD, hizo exactamente lo mismo, argumentando que la costera era la imagen turística del puerto y por eso tenía que estar siempre «bella y atendida».

La corrupción en la Policía municipal y Tránsito no fue ni controlada ni abatida en la era de Torreblanca; todos sabes que su compadre Luciano Sánchez Aparicio tenía ‘manga ancha’ para hacer y deshacer como director de la que hoy se conoce como Policía Vial.

En la dirección de Obras Públicas y Reglamentos del gobierno zeferinista también hubo moches y protegidos.

En «el mejor gobierno de Acapulco» Igual faltó el agua potable, había playas inseguras y penumbras, y calles sucias y con baches. No se pudo hacer «todo lo prometido» porque Torreblanca mismo había admitido que no era lo mismo «criticar desde el lado de la oposición, como gobernar».

Descalificar por descalificar no es ético.

Juzgar a las personas por sus rasgos o apariencias menos.

No es digno de un ser humano juzgar o otros por sus apariencias.

Para criticar, hay que tener la ‘cola chiquita’, según la Ley del Elefante, ‘no ser lengualarga’, según un proverbio popular, y ante todo, tener «calidad moral», según una máxima de oro de los buenos principios y los valores humanos.

Que Zeferino Torreblana tuvo muchos aciertos como presidente municipal, ¡es irrefutable! Pero todos ellos se fueron perdiendo mientras concluía su período como alcalde y comenzó su era como gobernador, donde también hizo obras de impacto, pero no por eso su gobierno se plagó impactantemente de corrupción, nepotismo, desvío de recursos e inseguridad y violencia desmedida.

Quizá la inseguridad era un fenómeno nacional, dada la declarada guerra del presidente de México, el panista Felipe Calderón, contra los carteles de las drogas, pero de ninguna manera fue perdonable que el llamado ‘mejor gobernador’ de Guerrero haya optado por ‘abrazar’ –a su estilo– a los delincuentes y criminales con la cínica confesión «no quiero, ni puedo, ni tengo que combatir el crimen organizado».

No es un secreto que «El Zorro» de nuevo busca ser presidente de Acapulco…

¡Dios salve a los acapulqueños y guerrerenses de personas que se creen puritanas pero en el fondo son peores que las que critican!

Sin daños a terceros. 

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