URUAPAN, Mich. * 3 de noviembre 2025
) Los Ángeles Press
Este lunes 3 de noviembre, la actividad en Palacio Nacional no logró eludir los efectos, devastadores por donde se le vea, del asesinato del presidente municipal de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo Rodríguez.
Ya desde el domingo por la tarde, el gobierno federal enfrentó la ola de críticas y señalamientos por una estrategia de seguridad pública que simplemente no logra atacar las causas de la violencia.
A pesar de ello o quizás precisamente por ello, Claudia Sheinbaum usó la tribuna que Andrés Manuel López Obrador mandó a hacer a su medida en Palacio Nacional para condenar a Felipe Calderón Hinojosa como responsable de lo ocurrido a pesar de que el sexenio de Calderón concluyó hace ya casi trece años.
Así se la puede escuchar decirlo a la propia Sheinbaum (…), como solía hacer López Obrador siempre que había alguna pregunta sobre la violencia, se apresuraba a culpar a Calderón sin reconocer su propia responsabilidad en los hechos, así como el tiempo que ha pasado desde que Calderón dejó de tomar decisiones en México.
Y lo que es peor, cuando uno va a los números, aunque es claro que las decisiones de Calderón fueron absurdas y desafortunadas a escala nacional, como se puede ver en la gráfica que aparece líeneas abajo, pues implicaron un brutal aumento en el número de personas asesinadas durante su sexenio, la realidad es que en Michoacán lo peor ocurrió hacia el final del sexenio de Enrique Peña Nieto y, sobre todo, durante el de López Obrador.
Aunque a escala nacional Calderón pasó de ocho mil 867 homicidios en 2007 a 25 mil 967 en 2012, en lo que hace a Michoacán, cerró 2006 con 992 homicidios en Michoacán. Para 2012, la cifra fue de 827 homicidios. Son números de escándalo, pero implican una ligera reducción de 165 homicidios en ese periodo.
Peña pasó de esos 827 homicidios en 2012 a la cifra dantesca de dos mil 76 homicidios. Pero si eso fue malo, con López Obrador, a pesar de la pandemia, en 2021 se alcanzó un máximo de dos mil 696 homicidios. Y aunque hubo una reducción en los siguientes tres años, 2024 cerró con mil 632 homicidios, de modo que fueron casi el doble de los que marcaron la despedida de Calderón como presidente.
Las cifras se pueden apreciar en su detalle en la gráfica que aparece después de este párrafo, elaborada por TResearch International de México a partir de la información oficial del gobierno de México, como lo es también el caso de la gráfica previa.
En ese sentido, lo ocurrido este lunes en Palacio Nacional se atuvo más al modelo de los mítines electorales de Morena que a un ejercicio de rendición de cuentas de parte del gobierno federal y mucho menos a un acto responsable de información sobre lo ocurrido con el ahora finado alcalde de Uruapan.
Fue una ocasión más para que la líder de Morena, Claudia Sheinbaum, culpara a un pésimo presidente de la República, un personaje que tomó decisiones desafortunadas, por ejemplo, en materia de seguridad pública pero que, dejó de tomarlas hace trece años, sin que ni López Obrador ni ahora Claudia Sheinbaum sean capaces de mostrar algo más que no sea su capacidad para culpar a Calderón.
Ello fue más evidente porque, lejos de reconocer la legitimidad de la protesta social que rodeó el sepelio de Carlos Manzo Rodríguez, del que se ofrecen detalles en el texto enlazado después de este párrafo, Sheinbaum descalificó la protesta social e incluso dijo, sin ofrecer evidencia alguna, que hubo quien pagó porque ocurrieran los actos de violencia que ocurrieron durante el sepelio.
Lo que parece ser que no se quiere reconocer en Palacio Nacional es que no fue sólo el asesinato de Manzo Rodríguez. Hace menos de dos semanas que se daba cuenta del asesinato de Bernardo Bravo, un líder de productores de cítricos en Apatzingán, en la Tierra Caliente de Michoacán.
Cualquiera que conozca la geografía michoacana sabe que Uruapan marca el extremo sur de la llamada Meseta Tarasca, todo lo que sigue hacia el sur es la Tierra Caliente. Uruapan está a poco más de 46 kilómetros al norte de Apatzingán, como se puede ver en el mapa que aparece después de este párrafo.
Pensar que la protesta social contra la ola de violencia que ocurre en esa región es algo inducido y no resultado del hartazgo de la sociedad con los niveles de violencia ahí simplemente desconoce la geografía michoacana, como la realidad que viven miles de familias en todo el estado pero, sobre todo, en la Tierra Caliente por las presiones que ejercen, por una parte, los grupos criminales y, por otro, por la incapacidad de los gobiernos federal, del estado y de los municipios para ofrecer algún alivio.
Además de descalificar las protestas por la violencia, Sheinbaum matizó los dichos de su secretario de Seguridad, Omar García Harfuch quien la tarde del domingo dijo que el gobierno de México aceptaría toda la ayuda que el gobierno de Estados Unidos ofreciera.
A su vez, García Harfuch anunció que hay una investigación en curso por la manera en que elementos federales reprimieron a los manifestantes que expresaron su enojo por el asesinato del alcalde Manzo.
Sheinbaum enmendó la plana a su subordinado, al limitar el alcance de lo que México estaría dispuesto a recibir como ayuda a los temas de inteligencia e información.
En lo que hace al asesinato en sí mismo, tanto García Harfuch como el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional, general Ricardo Trevilla Trejo, negaron que pudieran estar involucrados quienes eran los responsables de la seguridad de Manzo. Según explicaron, fue el propio Manzo quien los escogió para cumplir esa tarea, aunque recibieron capacitación de las autoridades federales para ello.
Sobre ese punto, la propia Sheinbaum insistió en que la zona militar más cercana a Uruapan, la que se encuentra en Tacámbaro, ofreció ayuda a Manzo durante su gestión como alcalde.
Al inicio de la actividad, Sheinbaum lamentó el asesinato de Manzo, así como el incendio en un supermercado en Hermosillo, Sonora.


