Tercera Vía
» ERNESTO | RIVERA RODRÍGUEZ
Sí, ha quién quiera escucharla, hasta las paredes del H. Ayuntamiento de Acapulco y de las diferentes oficinas municipales, y esto no es nuevo, ya desde la primera administración como Secretaría de Bienestar, que convirtió en su bunquer en el Palacio Federal, ahí por la avenida Costera, la Maestra Leticia Lozano Zavala, fraguaba el «modus operandi» de la ambición de llegar a convertirse en la alcaldesa suplente o interina de Acapulco.
Esto tan pronto como la alcaldesa, su pareja, hoy su esposa Abelina López Rodríguez pida licencia de separarse de su cargo y sin «trabas» lograr que su pesadilla se convierta en realidad, su candidatura por morena al gobierno del estado.
La tarea de tejer la ampliación de su autoridad, la de Leticia se multiplicó al convertirse en esta segunda administración primero en alcaldesa suplente y de inmediato en Secretaría General del Ayuntamiento de Acapulco. El control total.
Esto la convirtió en mucho más que el «poder tras el trono», sino en el verdadero poder al abandonar literalmente Abelina sus obligaciones y solo actuar para la fotografía que le diera promoción y propaganda.
Nada hay en la actual administración que contradiga sus intereses, ni a una ni a la otra. Sumiso el Cabildo de Acapulco, con su control total, el camino de sus intereses están totalmente pavimentados, hasta por la humillación de quienes pretendan levantar la voz.
La frase de Leticia Lozano marca claramente el contexto de su ambición, «la alcaldesa Abelina sí ha podido con el gobierno de Acapulco, lo hará también como gobernadora del Estado», (sic.).
La presidenta Claudia Sheinbaum este lunes en la Mañanera, afirmó fuerte y claro que, «todo aquel o aquella que pretenda convertirse en candidata y se encuentre en funciones y obligaciones públicas, debe renunciar». Esta decisión de la presidenta, sin lugar a dudas le «reduce» drásticamente el trabajo propagandístico que a diestra y siniestra realiza Abelina, en tanto la maestra Leticia sigue alimentando su ambición a contracorriente de su relación de pareja.
La ciudad y puerto de Acapulco esta abandonada, al ser manejada por dos políticas antagonistas y contradictorias. El alejamiento real de sus funciones administrativas y las fiscales cómo la demanda por la ASE, y por otro lado las obras «espejo» en las que se presenta la maestra Leticia Lozano, como autoridad para hacerse visible y atraer la atención de los medios, para en su momento obsesivamente esperado, se convierta en alcaldesa legal.
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